La Web 3.0 es un concepto del cual hace rato se está hablando en Silicon Valley. Y aunque no hay una definición única de lo que es, sí se entiende que es una idea que hace referencia a la evolución de Internet como actualmente lo conocemos.
Si la Web 1.0 era aquella que permitía conectar un computador con otro mediante un protocolo para que el primero pudiera acceder a una copia de la información del segundo; y la web 2.0, que vio el nacimiento de los servicios en línea y las redes sociales, se refería a la conexión de persona a persona a través de internet; la web 3.0 se asocia a la llegada de tecnologías más avanzadas y su papel en las búsquedas y experiencias en la web.
La web 3.0 se asocia a la llegada de tecnologías más avanzadas y su papel en las búsquedas y experiencias en la web.
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Aquí una de las grandes protagonistas es la Inteligencia Artificial, la cual permitirá a Internet ser más rápido y preciso al entender a un usuario en particular. Lo anterior quiere decir que si dos personas hacen una búsqueda por la web sobre la misma palabra, Internet, será capaz de interpretar ese significado de acuerdo a la información que tenga de cada una de ellas. Esto conllevará a que los resultados sean personalizados y dejen de tener un carácter descriptivo, para pasar a ser semánticos.
Uno de los conceptos más importantes sobre los que reposa la idea de la web 3.0 es el de la descentralización, popularizado principalmente por la tecnología que soporta la transacción de las criptomonedas sin necesidad de que esta sea controlada ni explotada por ninguna entidad financiera tradicional. Pues bien, la descentralización en la web 3.0 tiene que ver con la misma idea, solo que en este contexto no son los bancos sino las grandes compañías tecnológicas quienes dejarán de tener el monopolio de internet, para traspasarlo directamente a las personas.
¿Nadie es dueño de los datos en Internet entonces?
En teoría es así. Un mundo web de licencias libres y conocimiento personalizado de acuerdo a los gustos de los usuarios. Sin embargo, no todos están de acuerdo. El ex CEO de Twitter y CEO de Square, Jack Dorsey, quien a pesar de ser uno de los mayores aficionados de esta idea, el pasado lunes 20 de diciembre criticó con amargura la aparente intención de las compañías de capital de riesgo de tener participación en este negocio.
«No eres el dueño de Web3. Las compañías de capital de riesgo lo son. La Web3 nunca escapará a sus propósitos. En últimas es una entidad centralizada con una marca diferente. Sépanlo», fue el ácido tweet con el que Dorsey prácticamente dio a entender que los ideales de la Web 3.0 posiblemente solo sean eso: ideales.
A la discusión también se unió Elon Musk quien, más orientado al escepticismo que al desaliento, se preguntó por la misma red social si «alguien ya había visto la web 3.0», pues él «no la había podido encontrar». «Está en algún lugar entre la A y la Z», respondió con ironía Dorsey. Musk completó la discusión con un pensamiento similar al del cofundador de Twitter al confesar no solo que no cree en el metaverso, sino que la Web 3.0 parece más una idea de marketing que una realidad.
Como te explicamos al principio de este artículo, aunque no hay una definición exacta sobre qué es la web 3.0, parece ser que, por ahora, su llegada tampoco va a ser tan comunitaria como estaba concebida desde su filosofía.